sábado, 29 de noviembre de 2008

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Santa Eulalia: carretera abandonada


¿Hasta cuando la carretera de acceso al valle de Santa Eulalia estará llena de huecos y polvo? Es la pregunta que las autoridades deben responder.
En efecto, el 5 de abril último, más de 50 pobladores solicitaron al alcalde de Elías Toledo Espinoza, el inmediato ensanchamiento y asfaltado de la carretera de Santa Eulalia: tramo Plaza de Armas – Lúcuma Seca.
Esta obra es vital para lograr el desarrollo turístico y la integración de los 8 distritos asentados en la zona norte de la provincia de Huarochirì, sobre todo ahora en que la meseta de Marcahuasi, se ha convertido en una de las 7 maravillas del Perú.
Por lo tanto, es inaceptable postergar el asfaltado de la carretera, no existe justificación en el sentido común de la palabra.
Si pensamos que la compra de un terreno por más de un millón de soles y luego asignar un millón 600 mil soles para la construcción de un Hospital Municipal, es primero que la carretera es un grave error o simplemente despilfarrar la plata del pueblo.
Fíjese, mientras la carretera asfaltada puede permitir el ingreso de no menos de 5 mil visitantes mensuales, el Hospital atenderá a penas 100 consultas semanales.
Es más, según informe de la Red de Salud de Ricardo Palma, la población de Santa Eulalia, consume agua no apta para consumo humano, con abundantes coliformes fecales, hecho grave que atenta contra la salud humana y que amerita una denuncia Penal contra el irresponsable burgomaestre.
Por lo tanto, así como la construcción del Parque lítico, llamado “Fúnebre” porque está a lado de un Cementerio, el Hospital a la postre el 2011 será un elefante blanco para el nuevo alcalde y peor si Toledo lo dota de equipos de segunda mano, como en el caso de la compra de las máquinas usadas, que son parte de la arqueología del atraso.
Por eso, no nos explicamos como un pueblo permite que un alcalde, teniendo tanta plata, postergue las obras prioritarias, como el asfaltado de la carretera. He ahí, una razón que justifica el pedido de la revocatoria.


En provincias crecen agresiones contra periodistas

Las recientes agresiones contra los periodistas Sonia Mamani Chahuayo de Radio Americana y Rolando Zamalloa Velásquez, de radio Studio 97, en la región Moquegua, quienes fueron heridos en plena labor periodística, durante los enfrentamientos producidos en la zona a consecuencia de la discusión del proyecto de ley que regula la distribución el canon minero en dicha región, demuestra que en el Perú el periodismo sigue siendo una carrera riesgosa.
En el caso de la región Lima, el periodista Carlos Orozco García, director de la Revista “La Hualina”, en el distrito de Santa Eulalia, provincia de Huarochirí, el pasado 18 de de setiembre fue retenido por una turba de contra manifestantes, allegados al alcalde Elías Toledo Espinoza, quienes violentaron su derecho a la libre circulación y obstaculizaron la realización de su trabajo periodístico.
Ademàs, en la región de Puno, la esposa del controvertido presidente regional, Hernán Fuentes, golpeó en la pierna y en la cabeza al corresponsal del diario La República, Liubomir Fernández, por tomarle una fotografía durante una marcha de protesta, asì como en la región Huánuco, Jorge Espinoza, amenazó a los periodistas que fiscalizan su labor en su jurisdicción.
Asimismo, el diario El Comercio de Lima denunció la interceptación telefónica en el domicilio de su editor de Política y Opinión, Juan Paredes Castro, en un presunto hecho de espionaje que mereció el rechazo del gobierno de Alan García (2006-2011).