ALTERNATIVAS. ACCIONES FRENTE A LA ESCASEZ DEL AGUA EN
EL PERÙ
El modelo Lurín
EN SAN ANDRÈS DE TUPICOCHA SE HACE USO EFICIENTE DEL AGUA
RIEGO TECNIFICADO PERMITE UNA MEJOR AGRICULTURA
Reservorios. Las comunidades campesinas combinaron la
técnica tradicional de "amunas" con técnicas modernas.
JOSÉ VADILLO VILA jvadillo@editoraperu.com
Con sus ocho centros poblados, dos caseríos y 1,500
habitantes, San Andrés de Tupicocha no era visible.
Encima, el aniversario de este distrito a 2,500
m.s.n.m. cae 31 de diciembre. Como la mayoría de los pueblos ubicados en las
cuencas altas, el distrito tenía también un severo déficit del recurso hídrico
y sólo usaba el 5% de las aguas del río Lurín, que crece en los meses de
lluvia. El resto se iba al mar.
Pero San Andrés hoy es famoso, objeto de estudio y un
modelo para imitar. Sus autoridades y vecinos lo lograron haciendo un uso
eficiente de los recursos hídricos. En el perímetro del distrito se han construido
ocho reservorios de capacidad media que permiten almacenar casi un millón de
metros cúbicos de agua que usan en época de estiaje.
Gracias al riego tecnificado por goteo quedó en la
historia de Tupicocha el método tradicional del riego por inundación. Ahora el
agua es utilizada durante todo el año para el beneficio de la agricultura. Y se
ha logrado buenos precios de sus productos en el mercado. A la experiencia se
le conoce como modelo Lurín.
"Este modelo de gestión sostenible del recurso
hídrico fácilmente se podría replicar porque en todo el país, más del 90% de
las aguas de lluvias se van al mar", dice Juan Sánchez, director del
Proyecto Desarrollo Territorial y Generación de Empleo en la Cuenca del río
Lurín, del Centro Global para el Desarrollo y la Democracia (CGDD). La
prioridad, opina, debería ser crear reservorios de bajos costos en las zonas
más altas de las cuencas, donde la pobreza es extrema.
Papel de los privados
Por cuestión de cercanía, se está en conversaciones
para replicar esta iniciativa en las tres cuencas de Lima, en el marco de la
Ley de Recursos Hídricos y la promoción de la Autoridad Nacional del Agua.
"Lo importante es que hoy tenemos recursos. Esta el proyecto Mi Riego, del
Ministerio de Agricultura, que trabaja la infraestructura de irrigación en las
zonas altoandinas. Lo ideal es que se trabaje con mancomunidades y no con
municipios sueltos", dice Sánchez.
"Si los alcaldes se unieran más con los fondos de
Mi Riego y las empresas mineras o energéticas, se podrían cofinanciar proyectos
de reservorios. Necesitamos que las empresas tengan un enfoque distinto: antes
de hacer una primera exploración, las mineras deberían conversar con las
comunidades y juntos armar una cartera de proyectos para el "sembrío"
del agua. ¡Otro sería el escenario! De lo contrario, habrá conflicto asegurado
cuando se quiera hacer minería en un área donde hay poca agua", opinó el
especialista, para quien, entre las tres cuencas de Lima (Rímac, Lurín y
Chillón) hay más de 250 millones de metros cúbicos, de los cuales no se utiliza
ni el 20%.
Paso uno, mancomunidad
Pero para crear el paquete de proyectos el primer paso
fue que las siete municipalidades se unan como Mancomunidad del Valle del
Lurín. Se fijaron cuatro ejes de trabajo: educación, comunicación, turismo y
mejoramiento de la capacidad hídrica.
Teodoro Rojas Melo, alcalde de San Andrés de
Tupicocha, recuerda cuando su distrito, 30 años atrás, era una zona árida donde
sólo había agua para el uso doméstico. Ahora el panorama es muy distinto.
Cuenta que el siguiente paso que están dando es un proyecto multidistrital:
crear un reservorio de dos millones de metros cúbicos, al inicio de la cuenca
de Lurín, en la zona de Tuctucocha, a 4,400 m.s.n.m.
Además, ya se cuenta con un presupuesto del Ministerio
de Economía para los estudios de los dos embalses en la parte alta de la cuenca
y 50 kilómetros para cada lateral del río, que suman más de 100 kilómetros de
canales, para lo cual se invertirán entre 100 millones y 120 millones de nuevos
soles. Las obras de las represas de Chanape y Huillcapampa se construirían en
2014.
"El objetivo es alimentar con el recurso hídrico
a los distritos San Damián, Lahuaytambo, Langa, San Andrés de Tupicocha,
Santiago de Tuna y Antioquía; es decir, se beneficiarían algo más de 10,000
hectáreas con, al menos, 15 millones de metros cúbicos de agua. En la parte
alta habrán plantas exóticas y nativas, en la parte media de la cuenta con
agroforestería y mejoramiento genético de los animales; y en la parte baja del
valle, todo lo que consiste en los frutales", explicó el alcalde Rojas.
Tecnificación y mercados
El otro nivel de trabajo con la Mancomunidad son las
cadenas productivas y redes empresariales, que se han dado alrededor de las
arvejas y los frutales, cuya producción que se logra mediante el riego
tecnificado se negocia directamente con una cadena de supermercados y Minka, en
el Callao.
La alverja tiene dos campañas, la grande, en época de
lluvias, que se produce en todo el país y el precio llega a los 50 céntimos por
kilogramo mientras que en la campaña pequeña, cosechan en diciembre, sólo
participan aquellos que cuentan con reservorios.
Así, lograron un precio de S/. 3.60 por
kilogramo. "El agua es clave, pero para que sea bien usada y genere
ingresos a la agricultura; de lo contrario, es un desperdicio", recalca
Juan Sánchez.
Aguaymanto en la mira
La Mancomunidad tiene la ventaja de estar muy cerca de
Lima, lo que facilita el ingreso de sus productos. El siguiente producto
estrella al que apuntan es el aguaymanto orgánico. Para el director del
Proyecto de la Cuenca del Río Lurín la exportación aún es un tema lejano. Si
bien se ha contactado con una empresa que exporta para el mercado europeo, se
debe de asegurar, entre autoridades y campesinos, la producción continua de no
menos de 15 hectáreas y trabajar el tema tecnológico para producirlo en la
calidad que requiere dicho mercado.
Pero el buen manejo del agua da pie a la Mancomunidad
a generar una serie de valores agregados. Se está viendo el turismo, por
ejemplo. El alcalde Rojas dice que estudian crear un "parque ecoturístico
estudiantil" debido al gran número de universitarios de Lima y Junín que
visitan San Andrés para conocer in situ las bondades del proyecto
agroecológico. Y, por otro, el desarrollo de la agroindustria con la
transformación de la manzana y el membrillo en jugos, machacados, néctares y
vinagre que producen microempresas de mujeres que ya están proyectándose a
vender en supermercados.
Cuadruplicar los ingresos
El año pasado, 22 organizaciones comunales de cuatro
distritos de la zona crearon la Red Empresarial de Leguminosas
de la Cuenca Alta del Valle Lurín. Sólo el año pasado,
los asociados lograron S/. 100,000 de ingresos por la venta de la alverja.
Su ventaja competitiva es la cercanía a los mercados
de Lima Metropolitana, además de contar con producción durante la campaña
chica, de julio a diciembre, cuando se obtiene mejor precio.
Este año, la Red tiene previsto cuadruplicar sus
ingresos a más de 400,000 soles, gracias a un Plan Operativo 2013 que contempla
la promoción de la asociatividad y las nuevas técnicas del cultivo y riego en
otros tres distritos de la cuenca.
TÉCNICAS PARA RESERVORIOS
Se pone un muro a una quebrada de las zonas más altas,
donde sólo hay rocas. El costo no llega a más de S/. 5,000 por hectárea.
En las zonas bajas se usan reservorios recubiertos con
geomembranas para que el agua no se "percole" al río. El costo es
alrededor de los S/. 20,000 por hectárea.
El agua en las partes altas de las cuencas es limpia,
mientras que en las zonas bajas arrastra el sedimento. Por ello, los lagos o
represas en zonas elevadas tienen una vida muy larga.
95% del agua almacenada es utilizada. La perdida, sea
por filtración o evaporación, es el 5% restante.
Ver: Diario "El Peruano".
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