La amenaza del relave en Chicla
Se acercan días decisivos para acabar con peligro en Tamboraque. El 16 de marzo se aprobaría el traslado a la quebrada de Chinchán de los peligrosos relaves del cerro Tamboraque. Antes, el 14 de febrero, se reunirán pobladores de Chicla y representantes de minera San Juan. Son fechas claves para enfrentar esta terrible realidad.
Isabel Carreño Girio.
A 90 kilómetros de Lima se ubica el cerro Tamboraque. Se levanta sobre el paisaje serrano limeño con una forma poco usual, a causa de una gran manta que cubre un aproximado de 638,000 toneladas de relaves de la antigua mina San Juan. Se trata de toda una concentración de desechos tóxicos que incluye plomo, arsénico, entre otros minerales contaminantes. Además hay grietas y alertas de deslizamiento. De ocurrir un desplome, las consecuencias serían nefastas: se afectaría gravemente el cauce del río Rímac. Debido a la amenaza es que hace algunos meses se declaró la zona en emergencia. Y se formó un Comité de Crisis integrado por los ministerios de Energía y Minas, Agricultura, Ambiente, Salud, Vivienda y Transportes, el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet), el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), Sedapal, la minera San Juan, Ferrovial Central Andina, dos municipios, el gobierno regional de Lima y el Indeci, para buscar alguna solución.
Hasta el momento se han escuchado pocas alternativas para resolver el problema. Una de las más comentadas es trasladar por segunda vez estos residuos –los relaves de Máyoc fueron llevados a Tamboraque y estos a su vez serían conducidos a Chinchán– de modo definitivo.
El lugar escogido La quebrada de Chinchán es el lugar elegido. Y aunque todavía falta la aprobación final –el pedido sería presentado el próximo 16 de marzo al Ministerio de Energía y Minas–, ya encontró oposición: los pobladores de las zonas aledañas ya alzaron sus voces de protesta debido a que la captación de agua que abastece los centros poblados de Embarcadero, Nueva Esperanza y Tres de Enero se halla dentro de la zona cedida por la comunidad de San Mateo de Huanchor a la minera San Juan para colocar los relaves del cerro Tamboraque.
La República estuvo presente hace unas semanas en la quebrada de Chinchán (Chicla), ubicada a unos 30 kilómetros al este de San Mateo de Huanchor, y al intentar encontrar una nueva toma de agua se hizo evidente la falta de información y la confusión de la población del lugar.
La búsqueda de agua La minera San Juan propuso a los pobladores de Chicla que si ellos encontraban una toma de agua haría todas las instalaciones para abastecer a la comunidad de esta fuente vital. Asimismo, ofreció puestos de trabajo para el traslado de los relaves desde Tamboraque a Chinchán, según versiones de los comuneros que emprendieron la búsqueda.
Por eso, sin más arma que una chompa para combatir el intenso frío de la sierra limeña, los pobladores de Chicla salieron a buscar la ansiada toma de agua. Sin ningún conocimiento, sin topógrafos, intentaron en vano buscar el nuevo canal. Además hicieron imposible aquella tarea las disputas entre los que estaban de acuerdo con la minera y los que no. “La minera ha estado distorsionando la información”, precisó el alcalde de Chicla, Julio Félix, en referencia al estudio del impacto ambiental que precisa que, de obtener los permisos correspondientes, la minera reanudaría sus operaciones y los nuevos relaves serían colocados en dicha zona, de 40 hectáreas, en donde viven dos familias dedicadas a la ganadería que aceptaron reubicarse.
“Tenemos un informe del área del medio ambiente del municipio, en el que se señala que no es favorable el lugar para depositar y tener activo ese relave, pues hay una captación de agua para todo el anexo de Casapalca y además está al margen de una de las vertientes del Rímac”.
Hay desinformación
Tras las discusiones y los dimes y diretes entre la propia población se llegó a un acuerdo: asistir a una de las reuniones, y en esta la minera les ofrecería soluciones y ellos serían representados por la alcaldía para exponer su posición.
En dicha reunión, la minera San Juan se comprometió a iniciar sus actividades lejos de la captación de agua que tanto reclamó la población. No obstante, no se especificó la extensión de la nueva área que abarcarán los depósitos relaveros. Además de ese problema, que dejaría alrededor de 3 mil familias sin agua –que además no cuentan con servicio de agua potable–, existe otro problema aún más preocupante, y es que a escasos metros del área delimitada se ubica un riachuelo vertiente del río Rímac que, de ocurrir una fuga o incidente al trasladar los residuos, podría contaminar aún más al Río Hablador.
Más problemas.
Asimismo, aún no se ha definido de manera exacta cómo se trasladarán los relaves de los depósitos 1 y 2, es decir, la empresa ha propuesto hacerlo por vía férrea (según ellos es lo más conveniente) o por volquetes que según la propia empresa afectaría al recargado tránsito de la Carretera Central. Se estima que en 18 meses se finalizaría el traslado de los desechos. El peligro del deslizamiento del cerro Tamboraque y la oposición de la gente de Chicla hacen urgente encontrar una solución inmediata.
Claves
Relave. El cerro Tamboraque se encuentra a 90 kilómetros de Lima, en la comunidad de San Mateo de Huanchor (Huarochirí).
El problema. Unas 638,000 toneladas de relaves podrían caer y contaminar el Rímac. Peligra la hidroeléctrica de Huanchor. Por ello se planea llevar los residuos a Chinchán, área cedida por San Mateo de Huanchor.
Costo. Para remediar los 1,900 pasivos ambientales generados por la minería, tal y como precisa un informe emitido por el Ministerio del Ambiente, se requiere una inversión de 400 millones de dólares.
Reacciones
"No queremos que el distrito se siga contaminando, tenemos cuatro empresas mineras que lo hacen”.Julio Félix Carlos Alcalde de Chicla "Nosotros no nos oponemos a ninguna inversión privada, pero con respeto a la población afectada”.
Fuente: Publicación del diario La República del 5/2/09