Locutores prácticos en Huarochirì
No es un secreto, revelar que el 98 % de los locutores huarochiranos que conducen los programas radiales dominicales en Radio Inca 5.40 A.M., no cuentan con estudios para el ejercicio de la profesión de locutor.
Es más, algunos sólo tendrían primaria completa. Entonces cabe preguntar: ¿En el Perú y Huarochirì, cualquier persona sin instrucción y educación puede ser locutor?
Muchos pensaran así. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estar frente a un micrófono es una gran responsabilidad, por ello el locutor, necesariamente debe ser un profesional a carta cabal.
Por ejemplo, la radioemisora Inca goza de gran sintonía en las zonas rurales de la provincia de Huarochirì. Pero, las barbaridades de los mensajes, las voces aguardentosas y la improvisación de los locutores, provocan aburrimiento en los oyentes y por consiguiente cambio de dial.
Entonces, aunque algunos se sientan avergonzados, debemos señalar que ya se acabaron las épocas de los locutores prácticos, cuya rutina es dar la hora, leer simples saludos, anunciar fiestas y presentar temas musicales. Ellos son limitados y no tienen convicción de lo que dicen.
A propósito del tema, sin ir muy lejos en Colombia, existen disposiciones legales que rigen el ejercicio legal de la profesión del locutor. Es decir, para laborar en una emisora, se requiere ser egresado de una institución superior.
Por otro lado, el locutor práctico siempre será una especie de “títere”, en relación a un locutor profesional, conocedor de su rol de contribuir con el bienestar social, de entretener, informar y educar.
Ciertamente, un buen locutor debería dominar al menos gramática española y lectura (dicción, vocalizaciòn, tonalidad, armonía, facilidad de expresión y aptitud artística).
Si en verdad, queremos mejores programas radiales que contribuyan al progreso de nuestra provincia, es hora de reemplazar los “locutores prácticos” por periodistas o locutores profesionales.
Es más, algunos sólo tendrían primaria completa. Entonces cabe preguntar: ¿En el Perú y Huarochirì, cualquier persona sin instrucción y educación puede ser locutor?
Muchos pensaran así. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estar frente a un micrófono es una gran responsabilidad, por ello el locutor, necesariamente debe ser un profesional a carta cabal.
Por ejemplo, la radioemisora Inca goza de gran sintonía en las zonas rurales de la provincia de Huarochirì. Pero, las barbaridades de los mensajes, las voces aguardentosas y la improvisación de los locutores, provocan aburrimiento en los oyentes y por consiguiente cambio de dial.
Entonces, aunque algunos se sientan avergonzados, debemos señalar que ya se acabaron las épocas de los locutores prácticos, cuya rutina es dar la hora, leer simples saludos, anunciar fiestas y presentar temas musicales. Ellos son limitados y no tienen convicción de lo que dicen.
A propósito del tema, sin ir muy lejos en Colombia, existen disposiciones legales que rigen el ejercicio legal de la profesión del locutor. Es decir, para laborar en una emisora, se requiere ser egresado de una institución superior.
Por otro lado, el locutor práctico siempre será una especie de “títere”, en relación a un locutor profesional, conocedor de su rol de contribuir con el bienestar social, de entretener, informar y educar.
Ciertamente, un buen locutor debería dominar al menos gramática española y lectura (dicción, vocalizaciòn, tonalidad, armonía, facilidad de expresión y aptitud artística).
Si en verdad, queremos mejores programas radiales que contribuyan al progreso de nuestra provincia, es hora de reemplazar los “locutores prácticos” por periodistas o locutores profesionales.
Entre los locutores pràcticos figuran: Roberto Huamanyauri, Juan Villarruel, Daniel Cuellar, Javier Robles, Angela Gutierrez, Carlos Aguirre, entre otros. Muchos de ellos con años de experiencia como Rosa Vasquez.
En efecto, todos tienen las puertas abiertas para estudiar, capacitarse y mejorar su desempeño profesional.
En efecto, todos tienen las puertas abiertas para estudiar, capacitarse y mejorar su desempeño profesional.